Proveer en el niño de una supervisión y crianza adecuada, permite en el desarrollo infantil un adecuado concepto de sí mismo, factor indispensable para el buen control de la impulsividad y de sus consecuencias negativas, motivo de consulta en la especialidad de psiquiatría infantil y de la adolescencia.
Desde el nacimiento la principal característica del recién nacido en el desarrollo infantil es su actividad motora refleja, que lo llamó H. Wallon a este primer estadio; estadio impulsivo puro. En el segundo y tercer estadio de H. Wallon, otras veces son descargas propiamente "impulsivas", sin ejercer el menor control en la respuesta, debido a que los centros corticales superiores aún no son capaces de ejercer su control.