Dr. Víctor H. Loo A.

2/11/10

Trastornos de conducta


Los trastornos de conducta son uno de los problemas escolares y de la convivencia familiar más importante que tratar. Motivo por el que los maestros mandan llamar a cada momento a los papás y les envían a la consulta especializada de psiquiatría infantil y de la adolescencia.

También es un problema de psiquiatría en los adultos jóvenes cada vez mayor.

En México son 7 o más millones, y en el mundo suman muchos más los jóvenes que no tienen un futuro o, si cuentan con él, éste es desesperanzador, desolador y penoso. Es una generación marcada por la desilusión a la que se denomina los “Ninis”, precedida por los “Emos” y la generación “X”.



La magnitud del dichos trastornos de conducta hace uno de los temas de Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia de mayor relevancia para el especialista. En la actualidad el especialista distingue en su práctica médica de alto nivel de calidad, tres funciones profesionales sustantivas: a) la prestación de la atención médica, b) el desarrollo de la investigación y, c)  las actividades educativas.


Los trastornos de conducta  de la niñez y la adolescencia implican problemas de comportamiento crónicos, como: a) el comportamiento desafiante, impulsivo o antisocial, b) el consumo de drogas y c) las actividades delictivas.
Se consideran factores de riesgo que predisponen a presentar estas conductas:
  • El Maltrato infantil
  • Conflictos familiares
  • Defectos genéticos
  • Drogadicción o alcoholismo de parte de los progenitores
  • Pobreza
Con respecto a la pobreza en la salud mental en México, existe una brecha amplia entre la carga de los trastornos neuropsiquiátricos y el presupuesto de salud mental. Los trastornos mentales y de la conducta constituyen el 13% de la carga global de la enfermedad; sin embargo, en promedio, el presupuesto de salud mental de los países es sólo el 2% de los gastos totales en salud, en México es de alrededor del 1%.
Es difícil saber qué tan frecuente es este trastorno, debido a que muchas de las cualidades necesarias para hacer el diagnóstico, como "actitud desafiante" y la "desobediencia de las reglas", pueden ser difíciles de definir. Para realizar un diagnóstico preciso, el comportamiento tiene que ser mucho más extremo que una simple rebeldía de adolescente o la vivacidad juvenil.
Algunos nombres dados a las formas extremas de estas conductas son:
Conducta Desafiante y de Oposición: Este término describe a niños temperamentales que se molestan muy rápido, siempre están enojados y continuamente entran en discusión. Más común en los niños más pequeños, quienes desafían a sus padres y profesores y cuyo propósito es molestar. Estos niños usualmente no son crueles, no intimidan, no engañan y no son antisociales, pero pueden llegar a serlo si sus problemas no se tratan.
• Trastorno de conducta disocial: Este término se utiliza para los niños que incumplen todas las reglas normales que sus padres y profesores les ponen.
• Trastorno de Hiperactividad por Deficiencia de Atención(TDAH) (ADHD en inglés): Describir a niños que son más activos e impulsivos que otros. Estos problemas pueden también estar relacionados con problemas de la concentración y del aprendizaje.
Todos los niños y adolescentes pueden ser difíciles a veces. En algunos niños, esto puede ser una reacción al estrés provocado por lo que les está pasando. Si nosotros como padres nos estamos divorciando o ellos están pasando de primaria a secundaria, ellos pueden estresarse y volverse personas difíciles con quien convivir. Pero la clase de problemas a los que nos referimos son más agudos y se prolongan por más tiempo. Además, estos niños no siempre responden al cuidado, y preocupación que nosotros y otros que desean ayudarles puedan mostrarles. Ellos usualmente rechazan a quienes desean ayudarlos.
El trastorno de conducta a menudo está asociado con el trastorno de déficit de atención y ambos conllevan un gran riesgo de que se presente dependencia del alcohol y/o de otras drogas.

Todos los niños se comportan mal algunas veces, pero los trastornos de la conducta van más allá del mal comportamiento y la rebelión. En los casos de trastornos de la conducta, el niño o el adolescente muestran comportamientos hostiles, agresivos o desordenados durante más de 6 meses.
Los signos de advertencia pueden incluir:
  • Dañar o amenazar a otras personas, mascotas o a sí mismos
  • Dañar o destruir las pertenencias ajenas
  • Mentir o robar
  • No tener buen rendimiento escolar, faltar a la escuela
  • Comenzar a fumar, beber o consumir drogas prematuramente
  • Actividad sexual prematura
  • Rabietas y discusiones frecuentes
  • Hostilidad constante hacia las figuras de autoridad
Si observa señas de algún problema, pida ayuda. Las malas elecciones pueden volverse un hábito.
Identificar los síntomas conductuales de mayor problema en el niño, hace que el especialista en Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia, quien valora la diferencia entre lo que es cambio, problema y trastorno de conducta, para decir a los padres y maestros si corresponde de verdad a un problema psiquiátrico.

El foco esencial se centra en el estudio detallado de la(s) contingencia(s); es decir de las situaciones alrededor del problema mismo, así como de sus reforzadores que hacen que se siga repitiendo la conducta problemática, y disparadores o activadores de esta misma.

La inatención, la hiperactividad y la impulsividad son los síntomas que definen el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDA/H). El TDA/H es una condición que afecta tanto a los niños como a las niñas. Entre el 3 y el 7 por ciento de los niños en edad escolar se ven afectados por el TDA/H. Cuando se comparan con otros niños de su misma edad, los niños con el TDA/H tienen más problemas con actividades diarias. Es posible que tengan dificultad para permanecer sentados, para esperar en una fila, o para prestar atención a los detalles. Algunos niños tienen dificultad para recordar las cosas que necesitan para sus actividades diarias. Ciertos niños con TDA/H contestan abruptamente antes de terminar de escuchar la pregunta y otros actúan impulsivamente de otras maneras. Si hubiese que dar una definición clara y sencilla sobre estos trastornos de conducta recurriríamos a aquella que los define como “los problemas que tienen nuestros hijos cuando tienen dificultades para cumplir las normas que la mayoría de los niños aceptan”.
Se trata de un trastorno neurológico del comportamiento caracterizado por distracción moderada a severa, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas. Tiene una muy alta respuesta al tratamiento, aunque se acompaña de altas tasas de comorbilidad psiquiátrica. Según el Manual Diagnóstico Estadístico actual de los Trastornos Mentales, ahora en su versión revisada (DSM-IV-TR): "Habitualmente, los síntomas empeoran en las situaciones que exigen una atención o un esfuerzo mental sostenidos o que carecen de atractivo o novedad intrínsecos (p. ej., escuchar al maestro en clase, hacer los deberes, escuchar o leer textos largos, o trabajar en tareas monótonas o repetitivas)".
Existen diferentes tipos de trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Estos tipos son:
1. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad del tipo con predominio de la inatención.
2. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad del tipo con predominio de la hiperactividad-impulsividad.
3. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad del tipo combinado. Los niños presentan los síntomas de ambos, la inatención y la hiperactividad-impulsividad. Este es el tipo de TDA/H más común.

Es importante también conocer la gravedad para él niño que la sufre y las consecuencias para los demás que están con él, así como la frecuencia de que esta esté apareciendo cada vez.



No todos los niños/niñas crecen desde su infancia hasta sus años de adolescencia sin experimentar algunos tropiezos en el camino. Mientras que todo niño/niña es único y especial, algunas veces ellos/ellas confrontan emociones, sentimientos o comportamiento que causan problemas en sus vidas y en las vidas de aquellos que los rodean. A menudo las familias se preocupan cuando su niño/niña o adolescente tiene dificultad enfrentándose a las realidades, se siente triste, no puede dormir, usa drogas, o no se puede llevar con su familia y amigos.

Las investigaciones demuestran claramente que los medicamentos pueden ayudar a mejorar la atención, enfoque, comportamiento dirigido hacia metas y destrezas de organización. Los medicamentos de mayor ayuda incluyen los estimulantes (varias preparaciones de metilfenidato y anfetamina), y el no-estimulante atomoxetina. Otros medicamentos, tales como la guanfacina, la clonidina y algunos antidepresivos pueden también ayudar.

Otros enfoques del tratamiento pueden incluir una terapia cognoscitiva de comportamiento, entrenamiento en las destrezas sociales, entrenamiento a los padres y modificaciones en el programa educativo del niño. La terapia de comportamiento puede ayudar al niño a controlar su agresividad, a modular su comportamiento social y a que sea más productivo. La terapia cognoscitiva puede ayudar al niño a crear autoestima, a reducir los pensamientos negativos y a mejorar las destrezas para resolver problemas. Los padres pueden aprender a manejar sus destrezas, tal como el dar instrucciones paso por paso en vez de pedirle varias cosas a la misma vez.

Por el interés del tema, estaré a tus órdenes para tus preguntas y comentarios.

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